Hayfer Brea. Foto: Katherine Chacón |
Por su consecuente e inteligente trabajo de investigación plástica,
Hayfer Brea (Caracas, 1975) es, hoy por hoy, uno de los artistas contemporáneos
venezolanos de mayor relevancia. Su
práctica guarda conexión con una de las tradiciones pictóricas nacionales más
relevantes: el paisaje, que viene tratando desde la experimentación en medios
no convencionales, y con interés en
subvertirlo y plantear nuevos modos de abordarlo.
El trabajo de Brea refleja la influencia que la gran tradición
paisajista de la plástica venezolana tuvo en él, como repertorio de imágenes omnipresentes.
El cerro El Ávila, motivo habitual de la llamada Escuela de Caracas, se solapó
con las reflexiones traídas a su mente en las constantes vistas que de esa
montaña tenía durante sus desplazamientos cotidianos entre el litoral central ―zona
en la que habitó desde niño― y la capital del país[1]. La referencia al paisaje en la obra de Brea, y en particular
a la montaña, establece de este modo, una línea de continuidad con el
pasado, actualizándolo desde la perspectiva de la visión contemporánea.
Desde
sus años de estudiante en el Instituto Universitario de Estudios Superiores de
Artes Plásticas Armando Reverón (IUESAPAR, Caracas), la práctica de Hayfer Brea
estuvo dirigida a estas reflexiones. En 2000, y a partir de unas fotografías de
su cuerpo manipuladas con kodaklite, se detonó su interés por la
topografía como leiv motiv:
las vistas de su piel cercana
a la cámara, contrastadas a un fondo negro, semejaban relieves de baja
vegetación, lo que activó sus memorias visuales del Ávila.
Espectáculo humano, 2000 |
Acucioso investigador de diversos medios, Brea comenzó a experimentar metódicamente en la configuración plástica de la montaña a través de la fotografía, el dibujo, el collage, la gráfica, el video y, más adelante, la cerámica y la imagen digital. Paralelamente a esta investigación formal, adelantaba una exploración sobre los contenidos semánticos del tema. Entre las referencias simbólicas halladas, la idea de «la ascensión» tomó fuerza, y lo llevó a integrar a sus obras elementos como escaleras, árboles y nubes, que reforzaban la noción simbólica de «aspiración a lo alto» planteada en el motivo de la montaña. Por esa época, también llevó a cabo una serie de videos en los que el cerro era tratado tangencialmente, a través de imágenes insinuantes cargadas de vuelo poético, como en Paisajismos (2001), donde la cordillera se formaba y se deshacía en la arena al ritmo de las olas.
Primeras videoinstalaciones y performances
Las primeras videoinstalaciones y performances de Hayfer Brea datan de este período. En una de ellas, Scando/Ascendo, alegorizó el proceso de elevación a través de la integración de dos video-esculturas: Scando —formada por una pequeña escalera de madera que a un lado tenía una piedra, y al otro, un monitor de 24" con el video de una persona subiendo una escalinata interminable—, y Ascendo, constituida por una escalera de cinco peldaños apoyada en una pared intervenida con el dibujo lineal de una montaña. Sobre la escalera se dispuso un monitor en el que se proyectaba un video de nubes desplazándose en el cielo. Ascendiendo fue un performance en el que Brea subía y bajaba tres escaleras de diverso tamaño, apoyadas sobre un muro donde se había dibujado linealmente una montaña.
A
partir de 2003, el artista realizó una serie de dibujos a los que adhería la
foto de una cumbre, y con un trazo lineal continuaba el relieve de la montaña
sobre el plano, recurriendo al papel, el MDF y, finalmente, a la superficie
blanca de las paredes. Ese año creó dos importantes instalaciones para los
salones Pirelli (Caracas, Venezuela) y Michelena (Valencia, Venezuela), ambas tituladas
Montaña. En ellas, integraba la idea
del fragmento de fotografía continuado con el dibujo lineal de una colina sobre
una pared blanca y un video. En la instalación del Salón Pirelli dispuso,
frente a la pared, un monitor en el que se mostraba el encuadre de un caminó
boscoso, en blanco y negro y en tiempo real. La obra reunía fotografía, dibujo
y video en un conjunto que activaba la simultaneidad de varios niveles de
significación. El título reforzaba esta intención tautológica, que unía lo
semántico, lo «real», lo representativo-sintético y lo metafórico. La pieza
mostrada en el Salón Michelena tenía un elemento innovador: la sustitución de
la fotografía por una pantalla integrada a la pared, en la que se mostraba un
video en tiempo real de una cumbre con nubes.
Montaña (Salón Pirelli), 2003 |
Montaña, 2003-2004 |
En el 8 Salón CANTV Jóvenes con FIA (Caracas, 2005), Brea presenta una instalación en la que utilizó latas de almacenar películas a las que había colocado un vidrio en sustitución de la tapa, de modo que pudieran verse las fotografías de montañas dispuestas en el fondo. En esta etapa comienza a replantearse lo hecho hasta entonces y decide dirigir su obra por una vía de mayor rigor conceptual. En este proceso de relectura resuelve deslastrarse de los aspectos simbólicos y alegóricos que hasta entonces habían constituido la base conceptual de su propuesta. Centrándose ahora en la ejecución, realiza un registro fotográfico del proceso de creación de sus dibujos, adentrándose en cada uno de los aspectos que involucra su realización. Hacía, de este modo, un ejercicio de autoconocimiento como un modo de estudiar a fondo su obra y desentrañar los mecanismos expresivos envueltos en ella.
Incontenibles (Jóvenes con FIA), 2005 |
Incontenibles (Jóvenes con FIA), 2005 |
La
montaña es una línea
Una de
las primeras obras surgidas en este nuevo rumbo fue expuesta en el marco de la
muestra «Medidas
variables. La Reverón del siglo XXI», realizada en el Museo Alejandro Otero (Caracas, 2006).
Consistió en un dibujo de unos catorce metros de largo ejecutado sobre una
superficie blanca, ubicada en los espacios exteriores del museo. La línea
continua y sinuosa de la montaña se integraba al paisaje de los jardines,
verificando una revisión formal que buscaba la expresión a través de un gesto
mínimo.
En 2007, el artista realiza su segunda exposición individual, «Variaciones en torno a una línea...», en la galería Spacio Zero de Caracas, en la que mostró un cuerpo de trabajo derivado de dos años de investigación en diversos medios. Exhibe una intervención, dibujos sobre papel, registros fotográficos, latas con fotos, e introduce una novedosa serie de fotografías de marcas o logotipos de productos que incluían la imagen de una montaña en sus diseños, así como dibujos de paisajes en los que integra algunos de estos logotipos. También expone unas líneas-objetos-montañas realizadas con acrílico sobre PVC. Ese mismo año presenta Paisaje sitiado, una de sus obras más relevantes, en el 36 Salón Nacional de Arte Aragua, realizado en los espacios de La Ganadera de Maracay (estado Aragua, Venezuela)[2]. Fue ejecutada en una de las ruinosas fachadas laterales del área abierta del recinto, sobre la cual el artista dibujó el perfil lineal de una montaña. En la pared de enfrente colocó una fotografía del dibujo terminado impresa en plóter, lo que permitía la percepción simultánea de la pared real y de su imagen idéntica. La obra estuvo basada en las ideas de «sitio» y «no-sitio» planteadas por Robert Smithson.
Montaña (Medidas variables, MAO), 2006 |
Vista de la exposición «Variaciones en torno a una línea...» |
Montaña, 2007 |
Apropiaciones |
Paisajes
modernos
Los Paisajes modernos fueron exhibidos por primera vez a principios de 2008 en
Faría+Fábregas Galería de Caracas. En ellos, Brea desarrolló una idea surgida el
año anterior, en la cual se planteaba una aproximación a la arquitectura
modernista de la capital venezolana, erigida en el contexto renovador de la
década de los años cincuenta. Las piezas mostradas representaban hitos
arquitectónicos de la ciudad, dibujados digitalmente con apenas algunos
detalles definitorios; eran siluetas sobre el fondo de la montaña, en negro. La
modernidad venezolana ha sido un tema de reflexión común a varios artistas venezolanos
contemporáneos. En el caso de Brea, al contraponer las edificaciones al
relieve, no sólo rinde un homenaje a la ciudad y a su historia, sino que se
focaliza en cómo la aspiración modernista «incidió —según palabras del artista—
en la identidad e idiosincrasia del venezolano progresista de la época».
Ese año envía
a la 33° edición del Salón Nacional de Arte Aragua la pieza Apropiación: La
gran montaña, en las que muestra, enmarcada, la portada y contraportada del
catálogo de la exposición «Guaraira-Repano: La gran montaña», editado la
Galería de Arte Nacional de Caracas en 1977 con motivo de una exposición de pintores
paisajistas del siglo XX que habían tratado el tema de El Ávila. El diseño de
las tapas de esa publicación era sumamente sintético, y mostraba la silueta inconfundible
de la gran montaña. El acto de apropiación hecho por Brea enfatizaba, por un
lado, la relevancia de la montaña caraqueña como tema de la tradición paisajística
nacional, así como su integración a la historiografía plástica oficial, y por
otro, cómo la reiteración de su topografía la había hecho tan conocida que bien
podía ser descrita a través de una silueta o de una línea.
Hotel Humboldt, 2007 |
Paisajes modernos, 2007 |
Parque Central, 2008 Club Táchira, 2008 |
La montaña familiar
Las indagaciones del artista en torno a la representación del paisaje son
abordadas desde la memoria familiar en las obras que presentó en la
exposición «El
Teide: Mis raíces canarias», (Oficina #1, Caracas, 2011),
que puede leerse como un homenaje a sus ancestros tanto humanos y «paisajísticos».
Teide
y otras obras similares, fue realizada utilizando bordados hechos en tela
blanca, a la manera de los tapetes decorativos que suelen colocarse en las
casas y que forman parte de la tradición artesanal canaria. Para estas piezas,
la madre del artista bordó los dibujos del perfil topográfico del Pico del Teide
―volcán situado en la isla
española de Tenerife―
y otros cerros canarios, previamente trazados por él siguiendo las
características de sus representaciones mínimas de El Ávila. En Teide, Brea
insertó nombres de la geografía canaria ―también bordados por su madre― debajo
de la línea topográfica trazada, como un modo de confrontas dos realidades y
dos culturas. Su abuela tejió en crochet los bordes de estos tapetes. En
otras piezas, colocó palabras de los aborígenes canarios o «guanches» que ahora
forman parte de la jerga venezolana, poblando el plano de la tela, como lo hace
la lengua en la vida del artista y del país, y cómo las historias personales se
superponen para formar historias comunitarias.
En la instalación Línea (Teide-Ávila) + Lava el artista dibujó el
perfil de una montaña en la pared. Esta era, a la vez, El Teide y El Ávila,
unidos por la continuidad de un trazo, como un modo de referirse a los
desplazamientos, el tiempo, el recuerdo, la historia, la familia y el vivir. Brea
colocó fragmentos de piedra volcánica como alusión al Teide y al magma donde se
asientan los aspectos telúricos de la cultura, y libros que tratan sobre la geografía de las Islas Canarias.
La exposición incluía
fotos de la familia del artista en Canarias y en Caracas, folletos turísticos,
y otros elementos que hablan de la particularidad cultural y geográfica de las islas
canarias.
Teide bordado Ávila bordado |
Línea (Teide-Ávila) + Lava |
Cuerpos de agua
Desde 2011,
Brea tornó su interés hacia los cuerpos de agua, sobre todo el Mar Caribe, y
los lagos venezolanos de Valencia y Maracaibo (estado Zulia). Las exposiciones «Una
línea imaginaria» (Museo de Arte
Contemporáneo de Caracas) y «Registro de territorio» (La Caja del Centro
Cultural Chacao, Caracas), mostraron algunos trabajos de estas
experiencias.
En las ocho
piezas que se reunieron en la exposición «Una línea imaginaria», el artista se
planteaba una reflexión sobre el horizonte como elemento inseparable a la
noción de paisaje, utilizando los recursos del arte contemporáneo en sus
tendencias más conceptuales. En Línea
pétrea, Línea quemada y Horizonte contenido, estableció juegos
visuales con el tema del horizonte marino, utilizando materiales naturales de
la costa. En Línea pétrea, por ejemplo, juntó piedras grises que tuvieran una inclusión lineal de materia
blanca. Colocándolas una junta al lado de otra sobre la pared, logró formar un
trazo horizontal cuya sutileza sólo se lograba atisbar mirando de cerca y
cuidadosamente la pieza. Línea quemada fue
un «paisaje mínimo» creado por una línea negra sobre la pared hecha con pedazos
de carboncillos unidos. En otro grupo de obras, como 3 momentos, 3 lugares, 1 horizonte y Línea fragmentada, Brea utilizó la fotografía para recomponer el
horizonte a partir de varias vistas de un único o de diversos paisajes. Estas
fragmentaciones y distanciamientos lograban apartar al espectador de la
contemplación tradicional y lo inducían a fijar su atención en la línea
re-creada. Por último, la pieza Horizontes
impresos y los videos Una línea
imaginaria y En lontananza, buscaban
establecer juegos semánticos, introduciendo la palabra escrita como recurso
tautológico.
Línea pétrea, 2011 |
3 momentos, 3 lugares, 1 horizonte, 2011 |
En 2012 Brea realizó una serie de fotografías del Lago de Valencia, en las que registró el impacto que la incorporación de aguas servidas ha ocasionado en esta masa de agua y en sus áreas circunvecinas. La inundación de sus costas produjo la desaparición de grandes extensiones del paisaje, y con ésta se perdieron caseríos, fauna y flora. Asimismo, logró fotografiar las ruinas de una cárcel que estaba ubicada en una de las islas del lago. Las imágenes fueron expuestas en 2013 en la muestra titulada «Inercia ante la lejanía». En ellas se contrasta la tranquilidad de las aguas del lago y la belleza poética del paisaje, así como el misterio de las edificaciones derruidas de la prisión, con la realidad que subyace tras de ellas: la desidia e indiferencia ante el entorno y el abandono de nuestros patrimonios naturales e históricos.
Lago de Valencia. Islas Otama, El Horno y de Tacarigua (El Burro) |
Estructura y zamuros |
La exposición «Registro de territorio» reunió las fotografías de las acciones performáticas que el artista llevó a cabo en los lagos de Valencia y Maracaibo de 2011 a 2016. Este trabajo ha sido su aproximación más arriesgada en su investigación sobre los modos inéditos de estudio y representación del paisaje, ya que Brea revierte los parámetros básicos de la contemplación al hacer, en una primera instancia, que el entorno mismo deje su registro sobre el papel. Las acciones consistian en introducir una hoja de papel en varios puntos de los lagos y permitir que el agua dejara una mancha similar a un trazo de acuarela. Esta exposición formó parte de un proyecto de amplio aliento, que incluiría experiencias en otros cuerpos de agua, así como las acciones que se llevarían a cabo durante los recorridos y las visitas, y que no quedan registradas fotográficamente.
Registro de territorio 7. Punta Cabito, Guacara, Carabobo, 03/04/2012, 2016 |
Registro de territorio 6. Punta Palmita, La Cabrera, Carabobo, 20/03/2012, 2016 |
La obra de Hayfer Brea es reflejo de la perseverancia en la investigación, en la búsqueda constante en nuevos medios, en el planteamiento de nuevas interrogantes plásticas y conceptuales, y en la problematización permanente acerca del quehacer artístico, inscrita dentro del marco de la vivencia urbana contemporánea. Como bien ha señalado Sandra Pinardi «[su trabajo] siempre se ubica en el límite de sí mismo, deviniendo otro, excediéndose y ampliándose, tensándose hacia el discurso [...] Habla acerca de la paradoja que constituye el artificio de la imagen, del hacer para la visión; una paradoja en la que el pensar [...] se muestra como materia y cuerpo, se hace línea y, en torno a ella, se dona como forma, imagen, documento, representación»[3].
© Katherine Chacón
[1] Caracas, la capital
venezolana, se encuentra separada del litoral central por la cordillera de la
costa. El cerro Ávila, parte de este conjunto montañoso, domina Caracas al
norte como una enorme pared de piedra y vegetación.
[2] La Ganadera, como su nombre lo indica, estaba ubicada en los espacios de una antigua ganadera en ruinas. El Museo de Arte de Maracay Mario Abreu tenía proyectado construir allí su nueva sede, lo que nunca se concretó.
[3] PINARDI, S. (s/f) Variaciones en torno a una línea… 2007. Hayfer Brea. https://hayferbrea.blogspot.com/2009/12/variaciones-en-torno-una-linea-2007.html
Este texto fue posteriormente publicado en la revista Artishock bajo el título Hayfer Brea. La topografía como Leit Motiv
No hay comentarios:
Publicar un comentario