9 de noviembre de 2015

Diario de Auguste Morisot. 1886-1887. La apasionante exploración de los franceses a las fuentes del Orinoco*


Reseña del libro
Diario de Auguste Morisot. 1886-1887. La apasionante exploración de dos franceses a las fuentes del Orinoco.
Fundación Cisneros, Editorial Planeta. 508 páginas.

En 1886, el joven artista lionés Auguste Morisot se embarca junto al afamado explorador Jean Chaffanjon en una expedición a las fuentes del Orinoco. Morisot, quien había nacido en el seno de una familia humilde de la Borgoña Francesa en 1857 y que era alumno de la Escuela de Bellas Artes de Lyon, había decidido ofrecerse como acompañante-dibujante de Chaffanjon, en esta aventura al trópico, no sólo para cumplir un sueño infantil de explorar tierras lejanas, sino con el fin de obtener los méritos necesarios para pedir la mano de su enamorada Pauline Page, una joven acomodada, hermana de un condiscípulo.

Desde su salida de Francia hasta su retorno, Morisot escribe detalladamente las vicisitudes de una odisea de nueve meses, que lo llevará a un recorrido por Guadalupe y Martinica, Trinidad, La Guaira, Caracas, Ciudad Bolívar, San Fernando de Atabapo y Peñascal, en busca de los orígenes del gran río. Junto a sus apuntes, Morisot realizó, además de los dibujos estrictamente científicos encargados por Chaffanjon, más de 450 trabajos, entre los que se encuentran dibujos, acuarelas, monotipos, óleos, e impresiones a la fumée noire, técnica que ideara el artista en el viaje y que le permitió preservar la imagen de plantas de corta vida.

Auguste Morisot. Chez le docteur Ferrera, 1886
Auguste Morisot. Sieste chez le docteur Ferrera, 1886
El Diario de Auguste Morisot traduce el encantamiento propio de un alma muy sensible que, tras la intensa experiencia del viaje, se va transformando y cambiando, en consonancia con las vivencias que el contacto abrumador y a veces duro con la naturaleza, le impone.

Quizás uno de los rasgos más hermosos de esta interesante y encantadora publicación sea la verificación, a través de los textos, de esta transformación. Como bien lo supo apreciar Álvaro A. García Castro, autor del estudio preliminar que acompaña la obra, "el joven citadino se había convertido en un hombre al que no lo arredraban las dificultades, capaz de sobrevivir en las condiciones más adversas; al mismo tiempo, el librepensador y hombre práctico de carácter impetuoso, había dado paso a un hombre profundamente tolerante, religioso, imbuido por una filosofía panteísta y un sentido místico de la vida y, por si fuera poco, el Orinoco, la selva virgen, el trópico, influenciarían su obra para siempre. Su estancia en el trópico es la verdadera etapa formativa del pintor; aquí se forja como profesional y adquiere la soltura y las inclinaciones que caracterizaron su obra de aquí en adelante" [1].

El Diario fue escrito para ser enviado, en copias hechas por el propio artista, a sus familiares y amigos, a manera de una novela por entregas en la que, también, se escondían mensajes cifrados para su amada Pauline.

Auguste Morisot. 
Costus Scaber Ruiz & Pavon O. C. Spiralis (Jacq.), Roscoe, 1886
Auguste Morisot. Bocachica, 1886
Es, pues, un relato amoroso, no sólo por ser el resultado de una aventura casi caballeresca en pos de un triunfo romántico, sino porque deja traslucir la delicada sensibilidad del pintor, que poco a poco va enamorándose del colorido del trópico, de la particularidad de las costumbres y de la exhuberancia de la selva, como un ejercicio de refinamiento interior.

Por sus detalladas descripciones de entornos, situaciones y emociones, el Diario es también un interesante instrumento para obtener retratos de la Venezuela y los venezolanos de finales del siglo XIX, e incluso para acercarse al modo como nuestras costumbres, arte y cultura eran evaluadas por este francés sutil, formado en la academia decimonónica.

Aunque siempre hubo dudas sobre la certeza del encuentro por parte de Chaffanjon de las fuentes del magno río -Morisot se había quedado en Peñascal y no realizó la exploración final-, el viaje en sí mismo marcó determinantemente la vida de Morisot. De regreso a Francia y casado ya con Pauline, el artista va adquiriendo poco a poco el respeto y la mediana fama que le permitía su carácter retraído. Aunque no gustó nunca del renombre ni la celebridad, siempre guardó el anhelo de ver publicado su Diario, sobre todo porque oficialmente Chaffanjon no le dio los créditos como compañero de la expedición.

Auguste Morisot. Cerro Yapacana (Soleil levant), 1886
Gracias al cuidado que en la preservación de estos documentos tuvieron la hija y la nieta del artista, y a la intervención de la Fundación Cisneros, quienes tienen ahora constituido el Fondo Morisot, se logró traer de vuelta al país los materiales que comprenden la obra venezolana de Morisot y la publicación de este diario de viaje de cautivante lectura.

Katherine Chacón

Nota:
1. Álvaro A. García Castro. Estudio preliminar del Diario de Auguste Morisot. 1886-1887. La apasionante exploración de dos franceses a las fuentes del Orinoco, Fundación Cisneros. Editorial Planeta, Caracas, 2002.

* Este texto apareció originalmente publicado en a revista Art Nexus, N° 50, Caracas, Sep-Nov, 2003.

© Katherine Chacón

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